Portada K
picóscar es apenas una crisálida. una piel temporal del mutante esencial eterno.
La crisis me abraza, yo la abrazo. Recuerdo mi bajeza, mi retraso mental, mi perdida de vida y todo lo que me hace un poco ser que no merece vivir, porque me empiezo a comparar con lo que imagino de los humanos que admiro. Aún lo sigo haciendo a pesar de haberme dado cuenta de que en esto radica gran parte de mis problemas, la envidia inconsciente, la insatisfacción voluntaria. Lucho contra mis pensamientos innecesarios, inútiles, borrachos y los vuelvo a repensar y a reemplazar por otros más bellos, más positivos y vuelvo a concentrarme; soy lo que soy más no lo que fui y seré. Mejor hacer que hablar. Lo que Picóscar sólo diría en algún universo paralelo:: Mi vida es un vallenato. Estoy totalmente orgulloso de ser colombiano. Me da miedo tener cáncer de útero. No me asustan las mujeres que me gustan. Soy un don Juan. Admiro y respeto la vida política del candidato Santos, creo que es un enviado de Dios. Confío plenamente en el candidato Mockus, pero no me gusta su discurso. Estoy convencido de que Petro será el presidente. Me encanta viajar en bus, me da pereza recorrer la ciudad en bicicleta. Me aguanto feliz que se demoren las construcciones de las vías de Bogotá, me gusta ver el progreso de todos esos baches y obras negras, si se demoran es porque saben invertir sabiamente el dinero de los impuestos. No me gustan las mujeres, no puedo admirarlas. No puedo ver la belleza masculina ni admirarla. Jamás quiero tener novia. Odio besar, no quiero volverlo a hacer. No me hace falta el sexo. Se pegar perfectamente un porro. Nunca he experimentado con drogas. No se que es una laguna mental. El alcohol no es una droga, es lo mejor de la vida. El arte es inútil, perdedera de tiempo. El cine es sólo un negocio, una buena forma de alienar y controlar a las personas, quiero dedicarme a eso. (de aquí en adelante vuelve el picóscar de este universo). Antes de mi nacimiento mi mamá logró entrar a trabajar en el ministerio de defensa gracias al tio Libardo Luque, quien era sargento del Ejercito. Nací el 22 de diciembre de 1982 (un año después nació mi amigo Fredy Sanchez y el siguiente año mi amigo Miller Rosas, todos el mismo día). 56 días después del parto, mi mami tuvo que volver a trabajar y dejarme en guarderías. Gracias al trabajo de mi madre pude entrar a estudiar primaria y secundaria en los liceos del ejercito. En 1998 un avión de la fuerza aérea colombiana llegó a Estados Unidos cargado con drogas y fue descubierto. Esto fue un tremendo escándalo que provocó cambios en las reglas del ministerio. Existía una comisión para trabajar en Fort Lauderdale con la fuerza aérea colombiana (justo donde llegó aquel avión) en la que participaban por concurso algunas secretarias de la élite del ministerio. En 1999 algún alto mando decidió darle la oportunidad a otros empleados más modestos, desintegrando así cualquier posibilidad de roscas ya que esta comisión iba a ser próximamente acabada. Esperanza Rangel representó a la oficina de pensiones en el concurso, siendo la mejor en todos los exámenes que presentó. El sueño de muchas personas se le hizo realidad a mi familia sin siquiera desearlo. En mayo de 1999 tuve que dejar de estudiar mi último año del colegio para irme con mi hermana a esta aventura que mi mami tuvo que asumir. No lo hice alegremente, sufrí sin entender el regalo que acababa de recibir. Viví una experiencia que marcó mi vida, que luego relataré. Regresé a Colombia el 6 de Mayo de 2000. Volví a estudiar en el Colegio de Bachillerato Patria, pero con la promoción anterior en la que sólo conocía a pocas personas. Decidí entrar en el curso 11E porque allí estaba Misael Bonilla. La pasé muy bien ese año. Casi finalizando pude conocer mejor a Ronald Melo "Coky", quien era como el chico extraño y asocial del salón. Me interesó mucho que fuera músico. El arte nos hizo amigos. Conocí también a sus amigos de mi barrio (mis actuales mejores amigos incluido Fredy, Luis Cadena y Campos; yo nunca había tenido amigos cerca de mi casa). Me gradué y Ronald tuvo que repetir 11 en un colegio de Normandía, donde conoció a otras buenas personas que también se volvieron mis amigos. Si alguna de estas situaciones no hubiera ocurrido, jamás hubiese llegado a conocer a mi gran amigo Miller. Tengo fe en el nuevo libre albedrío audiovisual. Creo que vivimos un momento muy importante en la comunicación humana, en la que gracias a la tecnología, se pone a disposición de casi todos la expresión audiovisual. Lo comparo con el proceso de la escritura. No es hasta que la humanidad asume la expresión escrita que se empieza a documental la historia. Poco a poco se fueron estructurando las lenguas hasta los actuales idiomas que permiten la comunicación verbal. Se sigue luchando contra el analfabetismo y la ignorancia que causa desigualdad y discriminación. Hoy casi todos sabemos leer y plasmar palabras en signos, lo cual no quiere decir que todos asuman comunicarse con honestidad y virtuosismo. No todo lo escrito es literatura. El cine es un lenguaje pero no creo que sea conformado por signos o un código definible. Se parece más a la música por irradiar sensaciones directamente a los sentidos. He visto televisión casi desde mi primer año de vida, hoy veo más cine que nunca. Me alimento de imágenes y sonidos desde hace mucho tiempo tal como lo hacen casi todas las personas, pero ya no me lo como todo porque aprendí a discernir lo que me ofrecen. Una parte fundamental para vivir mejor este nuevo albedrío audiovisual es ser críticos y exigentes con lo que nos ofrecen los medios. Por otro lado siento que es milagroso que tengamos ojos y oídos artificiales llegando a nuestras manos inconscientemente. Compras un teléfono celular y ya tienes una cámara que registra la realidad. Jamás lo imaginaron los hermanos Luz (Lumière). Ya es posible conseguir cámaras que registran el movimiento a precios asequibles. Antes sólo los poderosos podían darse ese lujo, el cine era hecho por la élite. Creo firmemente en la necesidad de una educación audiovisual básica para todas las personas, luchar contra el analfabetismo audiovisual y conformismo de los espectadores. Ya no podemos ser pasivos, ni sólo receptores. ¿Para qué tener un lapicero, una flauta o una cámara en el bolsillo si no los sabemos aprovechar? Hay que salir del closet de las drogas, dejar la hipocresía a un lado y asumir la realidad tal cual es. Llamarle a las cosas como son, el alcohol y el cigarrillo son drogas, independiente de su legalidad son psicoactivos, quizás los peores de todos. Hay que aprender también a discernir las sustancias, nunca será lo mismo un porro a un pase, nunca una inyección de heroína es lo mismo que comer un hongo. También hay que diferenciar a los distintos tipos de consumidores o usuarios de drogas, no todos somos delincuentes, existe aquel que se emborracha y es capas de matar y violar pero también estamos los que podemos divertirnos con unos tragos sin dañar a nadie, existen también los que fuman mariguana para quedar como zombies, inútiles y controlados por la desidia, pero estamos también los que ya podemos poner a disposición esta sustancia para la creatividad y el pensamiento profundo. Una experiencia con hongos o yajé puede ser algo sublime, espiritual y sagrado si uno lo concibe de esa forma, aunque nunca faltará el que lo vive sólo por enfarrarse banal y efímeramente, llegando incluso a entrar en sus infiernos. Creo en la educación para la autorregulación, no en la prohibición. El sol no se tapa cerrando los ojos. Por más que se impida el uso de psicoactivos, la gente va a seguir buscándolos de alguna u otra forma. Hay que fomentar su uso constructivo y evitar su empleo destructivo. Es un asunto de libertad, así como cada cual asume su sexualidad. El negocio sucio del narcotráfico es una falta de consciencia colectiva. ¿Por qué se es tan permisivo con el alcohol y el cigarrillo si tantas muertes provoca su abuso? ¿Por qué la satanización de los psicoactivos naturales para usos espirituales? En la ilegalidad la calidad de las drogas no pueden ser controlada. Hay que salir del closet de las drogas, aceptar y asumir lo que se consume y hacerlo de la manera más responsable posible (también estar seguro de aquello que nunca se probará o no se volverá a usar). No confesarlo para enorgullecerse pero tampoco para sentir vergüenza. Yo por mi parte uso ocasionalmente alcohol y mariguana. Jamás usaré cocaina, pegamento, heroina, crack ni basuco. Si me proponen un ritual espiritual usaría hongos, coca, ayahuasca o yajé. Desde hace unos años puedo ver más claramente algunos de los dilemas humanos. Ya puedo discernir muchas cosas que eran un conflicto tremendo en mi vida. Algunas temas no son tan claros para todos, por ejemplo el amor y la sexualidad. Es la primera vez que escribo sobre esto ya que hasta ahora lo veo tan claro. Descubrí 4 puntos principales que se relacionan pero que son distintos el uno del otro. Muchas veces se contradicen, otras se reafirman y complementan. Empiezo con el asunto del rol de género, el cual se va configurando junto con la construcción de la personalidad. Me refiero a los hábitos de comportamiento propios o asignados al hombre y la mujer, los cuales no son absolutos por ser resultado de la cultura más que a cuestiones naturales. Estos comportamientos se expresan de muchas maneras en cada persona, en los gestos, ademanes, movimientos, voces, moticidadez y otros rasgos masculinos o femeninos. Todos vamos encontrando el equilibrio propio entre estos rasgos, existen personas más afeminadas y otras más masculinas, independientemente de su sexo. Esta dimensión va más por el lado de ser y parecer. El segundo punto que pude entender es el que tiene que ver con el deseo. Me refiero aquí a la inclinación sexual o hacia que tipo de personas inspira tener sexo. Esta parte es muy misteriosa, muy compleja en los humanos. La brújula esta dirigida por el placer, la naturaleza interna, el instinto animal, lo sagrado de la sexualidad y la creatividad. Uno de los aspectos del ser. El tercer aspecto va más hacia la admiración y la sensibilidad por la belleza. Tiene que ver con la capacidad de dejarse llevar por la armonía de las cosas y personas, tanto en la forma como en el fondo. A veces me parece un punto de intersección entre lo sensorial, lo intelectual y lo emocional. La última dimensión es la capacidad de amar. Entendiendo al amor en todas sus dimensiones y posibilidades. Fraternal, filial, maternal, paternal, espiritual, amor a los ideales, a la naturaleza, a Dios, amor físico. Para mi ya es clara mi configuración como persona adulta, se cuales son mis medidas y direcciones en cada uno de estos 4 pilares: Evidentemente mi género es masculino, pero no me comporto como un primitivo macho, trascendí rápido esa necesidad de dejar claro mi masculinidad, acepto y valoro varios comportamientos que podrían llamarse femeninos aunque casi todos mis movimientos y gestos no sean afeminados. Deseo el cuerpo femenino (más no el masculino) aunque no me gustan todas las mujeres. Me nacen instintivamente las ganas de interactuar sexualmente con las chicas, de sentirlas y ser sentido físicamente por ellas. Por otro lado puedo percibir la belleza sin miedo y moralismo. Puedo admirar la belleza de los seres humanos, hombres o mujeres, tengo un gusto estético bastante definido pero a la vez abierto. Y por último considero que ya tengo una gran capacidad de amar, sigo cultivando mi corazón, llenándolo de energía amorosa. Una de mis metas es la realización emocional y afectiva. Quiero vivir todos los aspectos del amor. Hoy construyo y purifico el amor a mis padres, a mis hermanos, a mis amigos y amigas, quiero sintonizarme más con el afecto por la naturaleza y la solidaridad por los demás, el amor por los humanos desconocidos. Así que confieso que no soy homosexual (respeto, comprendo y admiro a los homosexuales), a pesar de poderme encantar por la belleza masculina y amar profundamente a varios hombres que me rodean.